viernes, 25 de marzo de 2011

Los límites del control

A mi me gusta imaginar mundos lejanos, desastres que acaben con el planeta, enormes naves que nos muestren nuevas civilizaciones, viajes al pasado y al futuro.

En la infancia, gastaba mi tiempo libre en buscarle respuestas a intrigantes interrogantes sobre la vida. Era un niño muy solitario, rodeado de libros.
Mi mente era muy productiva en ese entonces, diseñaba curiosas trampas y calculaba el momento exacto para hacerlas funcionar. A esa edad no se puede distinguir el bien del mal. Tampoco se mide con facilidad la magnitud de las consecuencias que provocan nuestras acciones, por mas inocentes que parezcan.

En incontables ocasiones me metí en problemas con mis padres. Con mis tíos aun más.

Había muchos días aciagos en la vida de mis primos.

Puedo hablar de mil cosas, pero mi idea principal es una.
Cuando crecí un poco mas, me dí cuenta que las cosas que hacía, por muy buenas que a mi me parecieran, siempre resultaban un desastre. Rayar las paredes de la casa de la abuela, por decir algo. Pero es que a mi no me parecía tan mala idea divertirse haciendo algo que estaba muy prohibido.

Siempre terminaba haciendo eso que no se debía hacer.

Y ya no podía entrar a casa de la abuela, tampoco a la de mi padrino, ni con mis primas Lynda y Linda.

Entendí con castigos muy rudos (jeje) que hacía muchas tonterías, y que debería cambiar el rumbo de mi vida (les era bien difícil entender a un infante).

Cuando mi mente decidió dejarlo pasar yo me volví muy serio, muy estudioso, muy raro.

Me obsesionaba pensando que en una realidad paralela yo era feliz y podía hacer lo que yo quisiera.


lunes, 7 de marzo de 2011

En este mundo

Cuando Pecas se perdió, hasta pusiste carteles ofreciendo una buena recompensa para que te lo devolvieran.

Pecas, el perro que creció junto con tus hermanos pequeños, ese que nunca ladra; hoy te ha mordido la pierna, te ha arrancado un pedazo de carne.

Esas y otras cosas raras pasan en este mundo.

Dicen que la fortuna de Slim crece a razon de 7 veces mas que el PIB.


lunes, 21 de febrero de 2011

Olvida

Déjalo pasar! Olvídalo! - Grita su madre.

El hermano de 13 años les recuerda a los curiosos porque le vienen las lágrimas de nuevo, su mamá quiere obligarla a olvidar.

No puedes vivir de recuerdos - le susurra al oído.

Yo me acerco a oír la breve explicación:

La niña con el vestido de rayas, había sido olvidada en su escuela, toda la tarde, la directora del plantel, cansada de esperar a la madre de la niña, llamó a una patrulla que encargó llevar a la pequeña a su casa. De paso los patrulleros acudieron a asistir un asalto, un choque, y un incendio. Con la niña a cuestas.

Por eso llora - aclara el hermano.

miércoles, 5 de enero de 2011

La agencia

Solo tenía 6 meses trabajando para una agencia de seguros. Calculaba riesgos; la posibilidad de que un avión se precipitara sin control sobre un parque de diversiones, qué tan probable sería que un camión escolar se encendiera en llamas espontáneamente o la posibilidad de que este mismo edificio, sede de esta agencia aseguradora se viniera abajo sepultando, y quizá desapareciendo para siempre los registros, archivos, personal y ejecutivos de dicho corporativo.

Acostumbrado a bajar temprano al comedor para no lidiar con la posibilidad de encontrar agotadas las galletas de limón, tomaba asiento junto a las cafeteras.
En ocasiones me imaginaba testigo de un accidente horrible, que a su vez causara otros destrozos, y que convirtiera a esta ciudad en una enorme bola de carbón.

El último día que asistí a la oficina actué como si nada fuese a suceder, como si un meteorito no fuera a caer provocando una explosión que durase una semana.

Ese fue mi último día en la agencia.


lunes, 27 de diciembre de 2010

Aún 2010

Si retáramos a nuestras miradas a voltear a ver al 2010, siempre hurgando en los más pequeños detalles, y tratásemos de comparar el año 2010 con el venidero 2011, no encontraríamos cambios sustanciales.
Claro que veríamos más desempleo, mas delincuencia, mas contaminación, mas homicidios, pero ya nos hemos acostumbrado tanto a eso, que encontraríamos muy tediosa la tarea de comparación.

Lo que si podríamos notar unos cuantos, es que han desaparecido los modales, oh! de aquellas estrictas maneras de comportamiento, solemnes formas de convivencia!

Hoy se han perdido.

Solo eso extraño de los años pasados.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Natividad

Con la celebración del nacimiento del Mesías llegan los aguinaldos, los asaltos, la tala indiscriminada de pinos, el panqué de fruta, el tránsito lento lentísimo, los suicidios, el alcoholímetro 24 horas, y demás...

A mi me emociona solo porque visto a mis perros, uno como duende y al otro como Santa Clos.